jueves, 16 de junio de 2011

El opio de los pueblos

Ayer en la cena comentábamos lo presente que está la religión en la vida cotidiana en India. Hay muchas normas sociales que están explícitamente vinculadas al pensamiento hinduista.

Para empezar, el sistema de castas, que la ley prohíbe pero que sigue vigente. Por ejemplo, nuestro guía nos explicó con naturalidad que él es de la casta de comerciantes. Además, siguen existiendo los “intocables”, encargados de los oficios que nadie quiere hacer.

Por otra parte, el tema de la carne roja. Las vacas caminan tranquilamente por la calle; y es imposible encontrar carne roja, a lo sumo cordero o cerdo… Por ejemplo, en el McDonald’s de Delhi sólo hay hamburguesas de pollo o pescado. Ahí se puede ver un cartel que dice:

“Beef, pork and their products are not sold here”.

También comprar alcohol es complicado, lo venden sólo en lugares especializados que son tremendos antros, donde sólo van los hombres y hay que ser mayor de 25 años para comprar. En una licorería de Delhi había un cartel que decía:

“Drinking in public places is a punishable offense” .

Por otra parte, la astrología es considerada una ciencia y es muy tenida en cuenta a la hora de tomar decisiones tales como inversiones o matrimonios. Fuimos a un observatorio astronómico en Jaipur, donde conviven el reloj de sol más grande del mundo e instrumentos para ubicar los puntos cardinales con instrumentos para ubicar el signo del zodíaco cada día del año y otros para medir el “ascendente” que rige a cada hora del día en Jaipur.

Todo eso resulta chocante para nosotros, educados en un país donde la educación es “laica, gratuita y obligatoria”, donde la religión es percibida como un asunto más bien privado y donde los círculos “intelectuales” perciben la religiosidad y la espiritualidad en general como un signo de debilidad.

Sin embargo, creo que la principal diferencia entre India y Uruguay (u occidente en general) es que nuestra cultura también se basa en la religión o más bien en el pensamiento judeo cristiano, pero de forma más implícita. Los pensamientos democráticos que parecen tan laicos como “libertad, igualdad, fraternidad” no son más que el “ámense unos a otros como yo los he amado” de los evangelios cristianos o el “amar al prójimo como a uno mismo” de la Thorá. Las valoraciones morales que hacemos nosotros, el papel que le damos a la familia, a la fidelidad, a la solidaridad, nuestra percepción del cuerpo, también tienen orígenes religiosos, aunque nos empeñemos en pensar lo contrario.

3 comentarios:

  1. Pah, qué salado! hasta que llegué al último párrafo estaba pensando en escribir lo mismo que vos escribiste. Lo más salado de nuestra cultura es que a pesar de sentirnos "libres" de religión; la cultura es totalmente judeo-cristiana, y nuestro estilo de vida, nuestras preciosas costumbres de arraigo local y pueblerino, nuestras leyes basadas en el imperio de una presunta racionalidad en pro del "orden social", no es más que iglesia. Nuestra educación, nuestra moral y nuestros valores no son ni mínimamente laicos, están plagados de catolicismo. Y ahí radica lo más heavy: que creemos que no está y lo tenemos metido en los huesos. Pensemos en el sentimiento de culpa, en el hecho de que nos creemos con capacidad para juzgar al otro, en que creamos que existe el bien y el mal, palabras tan valoradas como "caridad", "beneficencia", "perdón". A cuánta gente ha hecho sufrir y aun hoy lo hace esta cultura occidental super atravesada por los valores católicos; sin embargo, también es cierto que mucha gente encuentra paz y felicidad en la iglesia. Uno, en definitiva elige cómo quiere lograr esas cosas, de qué manera y qué cosas conlleva... nadie puede tener la última palabra, solo uno para con uno mismo, pretender otra cosa, sería un intento de homogeneizar, nuevamante, otro acto religioso. Linda, me encanta lo que escribiste, lo que viviste; vos sabés como me implica este tema, lo hemos pensado juntos muchas veces; te imaginarás cómo me siento ahora... sí, sí, ya engrané. Je!

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  2. Creo que es cierto por un lado lo que decís, pero no veo por qué disociar por un lado la religión, por otro lado todo lo demás, la religión también parte de una sociedad, no es una aparición espontánea, y cada sociedad elige su (o sus) religiones, y también es cierto que los valores y las interpretaciones de los valores judeo cristianos no son los mismos hoy que hace algunos años, así que todo esto podríamos verlo al revés.
    Por otro lado también pasa que muchos de esos valores son los de la tapa del libro pero no del contenido, es cierto que todos vemos la solidaridad, libertad, etc. como valores con los que nos identificamos, ¿pero quién los practica realmente?, no parece que nos tomemos muy enserio los valores que nos inculca la religión.

    Está muy interesante todo lo que escribiste sobre India y Nepal, no había pensado el paralelismo con Argentina-Uruguay pero está genial.

    Beso!

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  3. justamente no considero que esté disociado, creo que está en el cuerpo de todos nosotros. Es verdad lo que decís con respecto a que por ahí no tomamos de la misma manera esos valores; y es que si bien la religión católica es algo bastante dominante hata el día de hoy, también somos un "sistema abierto" atravesado por nuevas lógicas con distinto grado de fuerza, por ejemplo, el mercado.

    Ayer vi "Tropa de elite II" y en un momento se dice esta frase: "el sistema es la aritcualción de intereses desordenados", y me pareció genial. Porque justamente no se pueden disociar los distintos elementos que componen una sociedad. Operan y se convinan con un alto grado de azar y aleatoriedad; no hay causa-efecto distinguible de otras causas-efectos, hay simultaneidad, multiplicidad. Entonces reconvertimos, por ejemplo, la soliradidad, en disminución de impuestos para empresarios, o, más que reconvertir sería, justamente, articular poderes desordenados.

    Pero el punto de atención está en no negar esa articulación y esos atravesamientos de diferentes instancias sociales; porque ahí es donde nos "comemos la pastilla". Cuando un presidente de Estado (que es médico) veta el artículo referente al aborto en la ley de salud sexual y reproductiva, y se basa en el principio de la vida que defiende la medicina. ¿De dónde emerge, con qué conecta, ese principio tan racional y laico de la medicina? Y no me meto con el hecho de que Tabaré sea católico, me quedo con la medicina en tanto institución. Fijate que en el hecho concreto de que una adolescente muera en una clínica clandestina de abortos se articula la iglesia, la ley y la medicina, y, por supuesto, toda la historia de vida que hay detrás de esa mujer. Azar, mucho de azar. Pero en esta sociedad creemos que es la medicina la que decide sobre eso o que es la ley, pensando que la religión ya no tiene que ver en las "decisiones de Estado"...

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