jueves, 25 de agosto de 2011

Despeinate un poquito

Uf! Si hay algo que no falta en Inglaterra, son reglas. Abundan los carteles y los mensajes por altoparlante anunciando qué se puede hacer y qué no.

Hay recordatorios de las cosas más obvias, que en Uruguay a nadie se le ocurriría explicar: mantenga a sus hijos de la mano en el subte; no deje que los niños jueguen en las cintas transportadoras; tenga cuidado con el agujero que hay entre el vagón del metro y la plataforma; para ir al Big Ben tome tal línea de metro, bájese en tal lugar, salga por tal puerta, doble a la izquierda, camine media cuadra.

Acá hay sólo algunos ejemplitos:

“Dog waste only”. Basurero exclusivamente para la caca del perro. No se vaya a mezclar la caca con una cáscara de banana, no, ni Dios permita…!

El súmum del control, el clásico “niño-perro”… (Nobleza obliga aclarar que no es que estaba lleno de estos casos, pero había varios)

Cartel explicando hacia dónde mirar al cruzar la calle. Claro que esto tiene su lógica pensando en la cantidad de turistas que hay y en lo extraño que resulta el sistema inglés en el que se pesa en libras, se maneja por el otro lado, y los enchufes tienen una forma extrañísima!

No se vé el cartel, pero anuncia que quien permanezca parado en la escalera debe hacerlo del lado derecho, para dejar el paso a quienes estén apurados y quieran subir caminando por las escaleras.

"Please keep off the grass unless accompanied by a Senior Member of the College..." O sea, no pisar el pasto, salvo que seas un miembro antiguo del College o estés acompañado por uno de ellos...

“Clean it up. It is an offense ot to clean up after your dog”. Ta bien, alguien se va a ofender si uno no junta lo que su perro hace. Lo llamativo es que usen eso como forma de disuadir a la gente de hacerlo. Hay muchos carteles de ese tipo, donde se advierte que hacer tal o cual cosa es “una ofensa”.

Como resultado de tanta regla, todo es mucho más predecible. El sistema de transporte funciona a la perfección. El día que llegamos a Londres era domingo y había un tramo de la línea de metro que nos servía que estaba cerrado por obras de mejora, por eso habían puesto un ómnibus provisorio que cubría ese tramo. Nos explicaron eso en el aeropuerto y en el punto donde había que hacer el cambio al ómnibus había gente avisando eso y guiándonos a donde había que ir. El ómnibus era obviamente gratuito y nos llevó hasta donde queríamos. Por otro lado, la puntualidad es inglesa, y en caso de que haya atrasos en el transporte, te lo hacen saber por medio de pantallas.

Por otra parte, no sé si a causa o consecuencia de por todas esas reglas, todo está impecable, en su lugar, con jardines casi siempre cuidados, precioso.

Pero bueno, la cantidad de reglas también genera una sociedad que por momentos parece demasiado “acartonada”… Miren si no este “hippie” que hacía malabares en la Trafalgar Sqare:

Y esta publicidad de el “ojo de Londres”, que es una especie de rueda gigante que queda enfrente a la casa del Parlamento y el Big Ben:

“PLAYFUL.

LIKE AN HELIUM VOICE,

LIKE GIGGLING IN CHURCH,

LIKE A BLOWN KISS”

O sea algo así como:

“DIVERTIDO.

COMO UNA VOZ DE HELIO,

COMO REIRSE EN LA IGLESIA,

COMO UN BESO TIRADO AL VIENTO”.

Qué zarpados.


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