Barcelona es una ciudad divina, pero no de la forma que pensaba. Pensé que iba a ser espectacular, extraordinariamente linda... Y sin embargo, es espectacular pero como ciudad para vivir, con playas, con lugares divinos, un lugar a escala humana, donde uno puede caminar sin agotarse y comer cosas ricas...
Esto es en el Parc Guel, de Gaudí:
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