domingo, 24 de abril de 2011

El aura.

Es asombrosa la forma de vincularse que tiene la gente en la calle. No existen los “modales” como los entendemos nosotros. Nadie pide permiso ni disculpas. “Gracias” se dice “xi xi” pero lo aprendimos con una guía porque es una palabra que no se escucha casi nunca y “de nada” ni sabemos cómo se dice.

La gente se pecha sin pedirse disculpas, el ritmo es frenético y todos caminan sin parar, sin mirarse a los ojos.

No existe el respeto por el espacio del otro como lo concebimos nosotros, la gente mete la cabeza inquisidoramente cuando estamos hablando en grupos, mirando el mapa o buscando una dirección. Estoy escribiendo esto en el tren rumbo a Beijing, sentada en unos asientos enfrentados que son como para dos personas. Está sentado Fede contra la ventana durmiendo y yo al lado escribiendo en la compu. Recién se me sentó al lado una chica de unos 25 años, sin pedir permiso ni hacer ningún gesto, sino de una forma que en Montevideo consideraríamos “de viva”… Pero acá a nadie le llama la atención porque es la forma que tienen de manejarse.

En el subte, la gente que quiere entrar al tren se pone en la puerta de forma que es casi imposible para los que están adentro salir sin pecharse. Todo el mundo corre para alcanzar un asiento, sin miramientos, no hay asientos especiales para discapacitados o maternales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario