domingo, 24 de abril de 2011

El idioma.

No es mucha la gente que habla inglés en Shanghai y ni que hablar en español. Es una sensación rarísima estar en un lugar donde nadie entiende nuestro idioma. Actuamos con una impunidad asombrosa, comentamos las situaciones y las personas abiertamente.

Hoy en el tren camino de Shanghai a Beijing había un niño de un año más o menos, igualito al de la era del hielo. En un momento se fue solo caminando para el otro vagón y volvió diciendo “mamámamá”, igualito que un niño uruguayo o de cualquier otro lugar. Casi se nos pianta un lagrimón.

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