domingo, 24 de abril de 2011

Mamita, qué jet lag!

Acá estoy desayunando en el hostel de Shanghai. Comí unas tostadas con mermeladas muy ricas, el resto de las cosas están fuleras! Unas especies de empanadas hervidas de espinaca o de cerdo, brotes de soja, repollo cortado... Y el jugo de naranja es una especie de tang. Hay leche de soja y leche de vaca pero no hay nada para ponerles más que cereales.

Ayer la experiencia del vuelo estuvo rarísima! Salimos el sábado a las 11 de la mañana de Chicago, volamos 14 horas y llegamos a las 14.00 del domingo a Shanghai. El vuelo en sí fue bastante llevadero porque cada persona tenía una pantallita adelante y había muchas películas para ver y jueguitos para jugar, así que me enfermé jugando al tetris, je!

Pero al llegar a Shanghai, para mi cuerpo eran la 1 de la mañana y era pleno mediodía, un viaje! Sigo media jet-lagueada, con un mareo subyacente que espero que ya se me pase.

La experiencia de tomar el metro para venir al hostel fue rarísima! No había ninguna explicación en inglés, hablando con la que atendía más o menos nos entendimos pero estuvo re complicado! Según decían las instrucciones del hostel, teníamos que tomar la línea 2 y de ahí hacer trasbordo con la 4 en una estación determinada. En la mitad del camino, vimos que la gente se empezaba a bajar y uno nos dijo algo en chino que obviamente no entendimos y se bajó. Ahí nos bajamos siguiendo a las masas, sin saber mucho por qué. Fue un momento caótico, bajaba gente de nuestro tren y se subían al que venía en la otra dirección y a su vez los que venían en el tren en dirección opuesta se estaban subiendo al que veníamos nosotros. En ese caos, con nuestras mochilas a cuestas, salimos del tren. Fue un caos y muy gracioso, con el cansancio que teníamos no podíamos parar de reirnos! Al final entendimos que había que cambiar de tren y finalmente llegamos a la estación que teníamos que llegar.

El tren es super moderno, limpísimo! La gente vestida muy occidental. Vimos un bebé con el típico agujero en el pantalón para hacer caca, pero abajo tenía pañales descartables, una especie de demostración de la mezcla de culturas que hay por acá.

La ciudad me pareció apabullante. Empecé a sentir el olor que todos comentan, que creo es como a una especie de condimento. Hay mucha mucha gente y se manejan de una forma distinta a lo que estamos acostumbrados: todos caminan a toda velocidad sin pecharse y las veces que alguno se choca con otro, no piden disculpas sino que siguen de largo. Hay muchas motos y el tráfico es bastante desordenado, se abren paso tocando bocina. Ya me habían contado eso de otros lugares de Asia pero me había imaginado que acá sería más organizado. Me da la sensación de que son tantos que la forma de sobrevivir es esa, hacerse un lugar a la fuerza. Igual hubo gente simpática que no saludé e intentó ayudarnos pero ayer con el cansancio que teníamos y los bolsos, me agobió un poco el pedazo de ciudad que vimos.

Llegamos al hostel y lo primero que vimos fue el conserje, un enano de traje que quedaba como pintado entre tanta cosa surreal que habíamos visto. El hostel muy lindo, moderno, bien arreglado y los que atienden hablan en inglés. Ayer estaba tan cansada que me acosté "un ratito" a las 6 y media de la tarde y me quedé dormida, muerta! Llegaron lu y Nico que venían de Malasia y abrí un ojo, dije "hola" y seguí durmiendo. Hoy a las 4 de la mañana ya estaba despierta! Pero seguí durmiendo hasta las 7. Je.

1 comentario:

  1. Chiqui adorada yo tan ignorante que me había perdido tus bloq pensando que en la China no podías escribir!!!
    Qué sensaciones, que de olores, gustos, sabores , ruidos!!! Eso es lo que te queda para siempre.
    Hoy de noche sigo mandandote fotos de Budapest y de Viena.
    Beso grandote

    ResponderEliminar